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Vicente López
miércoles 27 marzo, 2024

Un palacio histórico: Así nació el Museo Raggio

En 1913 Gregorio Esperón construyó el gran palacio renacentista de estilo arquitectónico italiano, en lo alto de la barranca de Melo y Gaspar Campos, que fue admiración de todos los habitantes del pueblo de Vicente López durante años y años. En 1914, aquel castillo histórico fue vendido a don Lorenzo Raggio, quien modificó aquel edificio con su estructura renacentista italiana, para convertirla al estilo arquitectónico francés.

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Estamos en el Buenos Ayres colonial de los virreyes… y don Juan Bautista Segismundo administra las recovas que él construyó, y que atraviesan de lado a lado la Plaza Mayor, que hoy conocemos como Plaza de Mayo, frente al fuerte de San Juan de Austria, que hoy es la Casa Rosada. En las recovas se observa una febril actividad puesto que están ocupadas por casas de comercio, repletas de mercaderías de todo tipo, y gente que entra y sale. En los altos, alrededor de la plaza, se encuentran viviendas importantes que ocupan familias  patricias de aquel entonces, como los Escalada, donde Carlos de Alvear, el astro de la sociedad porteña de aquel entonces, presentó una vez a su compañero de armas, José de San Martín, que Alvear había traído desde las Españas.

Pero don Juan Bautista también es propietario de una gran lonja de tierra en las afueras de la capital del virreynato, que se extendía aproximadamente entre las calles Lavalle y Melo (antiguo zanjón de Ibáñez), en la que es hoy la ciudad-partido de Vicente López.

Don Juan Bautista fue padre de dos hijas: Felipa, nacida en 1826, casada con Laprida (hermano de Narciso), y Victoria (llamada “Victorita” en el seno familiar) , nacida en 1828, casada con F. Esperón, y que falleció en 1907.

Uno de los hijos de “Victorita” fue don Gregorio Esperón, nacido en 1859, y casado en 1889 con Isabel Chaves López, que procreó una larga descendencia, entre la que recordamos a Gregorio, Carlos, Otilia, Alejandro, Eduardo, María Elena, Esther y Julia Esperón Chaves López. Esther Esperón Chaves López, fue en religión conocida por sor María Julia, del convento de la madre Camila Rolón, fallecida en olor de santidad.

Felipa mensuró sus tierras en nuestra ciudad en 1856, y Victoria hizo varias subdivisiones de sus tierras en nuestro municipio entre 1850 y 1860. Felipa, alrededor de 1860, le regaló a su sobrina politica, doña Maria Isabel Chaves López de Esperón, esposa de su sobrino, don Gregorio Esperón (h), la chacra que estaba ubicada entre las actuales calles Gaspar Campos, la barranca de Melo (el antiguo zanjón de Ibáñez), y las actuales calles Madero y Güemes.

Gregorio Esperón, hacia 1913, construyó el gran castillo o palacio renacentista de estilo arquitectónico italiano, en lo alto de la barranca de Melo y Gaspar Campos, que fue admiración de todos los habitantes del pueblo de Vicente López durante años y años.

A su vez, la hermana de sor Maria Julia, doña Julia Victoria Esperón Chaves López, estaba casada con don Florencio Miguel Wenceslao Antonio Juan Benito del Corazón de Jesús Corvalán, abogado, fallecido en 1919, que era nieto del general Manuel Corvalán, protagonista de nuestra organización nacional, que había estado con San Martín en el plumerillo, organizador de la maestranza del Ejército de los Andes, edecán de Dorrego, edecán de Rosas, casado con Benita del Merlo y Basavilbaso. El dr. Florencio Corvalán, casado con Julia Victoria Esperón Chaves López, era a su vez  hijo del dr. Rafael Jorge Corvalán, abogado, propietario de la gran mansión colonial que hoy es el “club Belgrano”, incomparable en su época, herencia del general Corvalán, que lindaba con la quinta de Rosas en San Benito de Palermo, que todavía perdura. Aunque siendo hijo del edecán de Rosas, hizo con Mazza la revolución contra Rosas.

Hijos de Florencio Corvalán y Julia Victoria Esperón Chaves López fueron, entre otros, Isabel, Otilia, Lía, Beatriz, Norberto, y Julio Argentino Corvalán y Esperón Chaves López.

El dr. Julio Argentino Corvalán y Esperón Chaves López, abogado, se casó con Josefina Blanco y se perpetuó actualmente en las sucesiones de las familias Corvalán Blanco, Pieroni Corvalán, Corvalán Castro, Bernasconi Corvalán, Ronchetti Corvalán y muchas otras, que han heredado su sangre y su apellido colonial.

Cuando éramos niños paseábamos con frecuencia por el bajo del barrio de Vicente López o caminábamos por la calle Gaspar Campos para ir a misa los domingos, y quedábamos admirados al contemplar ese palacio ubicado en lo alto de esa barranca cubierta de caminos interiores y el verdor de plantas ornamentales.

En 1914, fecha de fallecimiento de don Gregorio Esperón, aquel palacio histórico fue vendido a don Lorenzo Raggio (que falleció en 1918), quien desgraciadamente modificó aquel edificio con su estructura renacentista italiana, para convertirla al estilo arquitectónico francés.

Para que nuestros lectores conozcan y recuerden como era aquel palacio histórico publicamos una fotografía del precioso edificio original, gracias a la gentileza de la señora Edith Corvalán, dama conspicua del barrio de Olivos.

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