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A cinco años del Acuerdo de París, no hay nada para celebrar

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Al cumplirse el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de París, el tratado internacional que compromete a los gobiernos a reducir los gases que producen el calentamiento global, Greenpeace denuncia que la emergencia climática aumenta y sólo hay promesas vacías por parte de las autoridades.

De acuerdo a la organización, los gobiernos exhiben con una mano la retórica del cuidado del clima del planeta y con la otra siguen invirtiendo en combustibles fósiles. En el caso de nuestro país, tanto las inversiones y subsidios en fracking como la exploración petrolera en el Mar Argentino, que produce un impacto directo en las especies marinas, implican una continuidad en el uso de energías sucias y contaminantes, a la que se debe poner fin.

“Este aniversario sin resultados debe ser una señal de alarma para todos los países del mundo, no solo para los principales emisores. Argentina es responsable del 4% de las emisiones globales, no es un dato menor”, explicó Bruno Giambelluca, coordinador de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace en Argentina. “Además de enfrentar la emergencia sanitaria y climática, nuestro país se encuentra en una emergencia de biodiversidad provocada por el desmonte indiscriminado de bosques nativos. Más desmonte significa más cambio climático y como consecuencia de ello más inundaciones, pero además más desalojos de comunidades campesinas e indígenas, más desaparición de especies en peligro de extinción y más enfermedades” 

Según datos oficiales, en las últimas tres décadas el país perdió 8 millones de hectáreas de bosques y más de un millón de hectáreas fueron arrasadas por el fuego en este año.

“Mientras el mundo avanza hacia una nueva normalidad, la oportunidad de innovar en tecnología y crear modelos equitativos para reconstruir un futuro más justo y sostenible se está desperdiciando, a manos de los negocios Sólo como ejemplo: durante la cuarentena se deforestaron casi 50.000 hectáreas de bosque en el norte Argentino” recordó Giambelluca. “Las reducciones de gases durante las cuarentenas, son sólo momentáneas y rápidamente revertidas; las emisiones por los incendios en el Delta del Paraná equivalen a más de 700.000 autos circulando durante un año”. 

Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando y los expertos advierten que es cada vez más difícil llegar al límite de 1.5 grados de aumento de temperatura. Para revertir la tendencia es necesario que las inversiones se vuelquen de forma urgente hacia las energías limpias como la eólica y solar y abandonar los combustibles fósiles, y frenar la destrucción de los bosques nativos.

Jennifer Morgan, directora Ejecutiva de Greenpeace Internacional señaló:

“La felicidad que sentí en París hace cinco años hoy se ve opacada por la realidad de la emergencia climática y la respuesta completamente inadecuada de los gobiernos. En lugar de ver gobiernos apoyando una recuperación verde y justa, y asumiendo compromisos en línea con el objetivo de no superar el aumento de  1,5 ° C, hemos sido testigos del apoyo continuo a la industria de los combustibles fósiles que provocó la emergencia climática. Pero toda lucha debe estar guiada por la determinación y la esperanza. El crecimiento de los movimientos en todo el mundo en los últimos cinco años es un testimonio de que hay una comprensión común de lo que está en juego, y nos da el coraje para actuar. Hoy es un día para que los líderes demuestren que han escuchado a las personas y a la naturaleza, y que pueden guiarnos a través de esta crisis climática ”.

Juan Pablo Osornio, líder de Política Climática de Greenpeace International, declaró:

“El quinto aniversario del Acuerdo de París ocurre mientras sufrimos colectivamente una pandemia. El sentido de seguridad y bienestar de las personas se está poniendo a prueba como nunca antes. Los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad para demostrarle al mundo que son capaces de protegernos de las amenazas globales. Deben solidarizarse con las personas que se han vuelto vulnerables por los intereses de los combustibles fósiles y alinear sus medidas de recuperación y sus compromisos con el límite de aumento de temperatura que impone la emergencia climática, de 1.5° C.”

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